domingo, 25 de septiembre de 2011

Ortega y Gasset y La Fenomenología

Psicologismo es aquella actitud por la cual una disciplina filosófica se reduce a psicología. Frente y en contra se sitúa Edmundo Husserl (1859-1938) para combatir y superar ese psicologismo asociacionista de factura inglesa que imperaba en su tiempo. Husserl fue discípulo de Brentano (1838-1917), que intuye la esencias de los fenómenos. El método de Brentano es el que Husserl perfecciona y denomina: Fenomenología.
¿Qué es la Fenomenología?. Husserl mismo dice (“Investigaciones Lógicas”) que la Fenomenología no es igual a la Psicología. Que la psicología es una ciencia de hechos; los fenómenos que considera la psicología son sucesos reales y se insertan en el mundo espacio-temporal, juntos con los sujetos que pertenecen a tales hechos. La fenomenologia, en cambio, es una ciencia de esencias y no de datos de hechos y es posible, gracias a la “reducción eidética”, que tiene la tarea de purificar los fenómenos psicológicos de sus características reales o emípiricas y de llevarlas hacia el plano de la generalidad esencial. 
Julián Marías nos aclara el concepto. “La fenomenología es una ciencia de objetos ideales. Es, por tanto, una ciencia “a priori” (independiente de la experiencia); además, es una ciencia de las vivencias”. (Vivencia es todo acto psíquico). Y como todo acto psíquico es intencional y, es esencial en ellos la referencia a un objeto; la fenomenología los envuelve y los hace su estudio.
La fenomenología será, entonces, la ciencia de LO QUE APARECE en la vida conciente y tal como aparece. Una pulcra descripción de estos hechos. Lo que no es nada fácil para el sujeto que “vive la vivencia”; pues al “poner entre paréntesis” la afirmación fuera de la realidad, fuera de la conciencia, al “postergar la pregunta” de si existe o no algo correspondiente al fenómeno, este será, en su aparecer, lo único que hay.
Y así, estaremos en condiciones de intuir la “esencia” de los fenómenos, sin presuponer nada “detrás” o “más allá” de lo dado en esa realidad.
Husserl no habla, entonces, de ideas o vivencias de un yo empírico, sino de las vivencias de la conciencia pura. Para huir de la metafísica (más allá de la física), Husserl se encierra en la conciencia.

Ortega y Gasset cuestiona esto y postula que el pensamiento –eso que se llama conciencia- consiste en “poner algo”. Pensar es poner algo como verdadero, como existente. La fenomenología dice que sobre este acto de “poner algo” viene un segundo acto que consiste en practicar la “reducción”, en invalidar el primero y ponerlo entre paréntesis. Esto es lo que no es tan claro ni tan fácil para Ortega. Veamos.

Cuando yo vivo el acto (actualidad, ser ahora), no hay conciencia. Ante mí no hay más que “lo visto” o “lo pensado”; no me encuentro ni con el “ver” ni con el “pensar”, con lo que se llama conciencia. Lo que hay es: “yo con la cosa”. Cuando tengo “conciencia” de mis vivencias, no las vivo, sino que las hago objeto de reflexión. Practico la “abstención” sobre un objeto que es el “recuerdo” de mi visión anterior. Y lo que hago ahora es vivir “otro acto”; el poner entre paréntesis mi acto anterior. Y en este segundo acto tampoco práctico la “abstención”, sino que lo “vivo”; tampoco hay en él conciencia. Solo se puede aplicar reducción fenomenológica sobre “recuerdos” de actos, no sobre actos “vividos”. La conciencia pura no es la realidad, es simplemente el resultado de una operación mental que yo hago; es decir, todo lo contrario: una construcción intelectual, una hipótesis.
La “reducción fenomenológica”, por tanto, es imposible.

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