sábado, 29 de octubre de 2011
Santo Tomás no era burro…
Solo sé que nada sé y ni de eso estoy seguro. Platón
Siempre me ha atraído la Estupidez.
La mía, por supuesto.
No sólo hay infinitos tontos, sino que los hay de distintas formas: unas más ligeras; otras, más graves; hay tonterías inocentes; otras que son grave pecado... En las obras de Santo Tomás encontramos toda una tipología de tontos: asyneti, cataplex, credulus, fatuus, grossus, hebes, idiota, imbecillis, inanis, incrassatus, inexpertus, insensatus, insipiens, nescius, rusticus, stolidus, stultus, stupidus, tardus, turpis, vacuus y vecors.
Reflexiona que: en relación a Dios, todo hombre es tardo de intelecto (Dios lo conoce todo en un solo acto) y por tanto, para aprender, requiere muchas metáforas. Un intelecto elevado, de pocas cosas extrae mucho conocimiento y los tardos necesitan de muchos ejemplos para entender.
El tonto por no cultivado es un idiota. Así, en el texto citado de la Contra Gentiles , Santo Tomás confronta el "intellectus optimi philosophi" al "intellectus rudissimi idiotae" y afirma que el idiota toma por falso lo que él no puede comprender. Es en general el inexpertus ("non habens scientiam acquisitam") como aquel esclavo ignorante del Ménon de Platón.
Santo Tomás habla incluso de la contraposición entre atletas instruidos e idiotas, es decir rudos sin experiencia:
Otra constante en la variopinta legión de los tontos es que son obtusos, lo que se opone a la agudeza; lo agudo penetra en la realidad: de ahí que se hable de "sentidos agudos" e "inteligencia aguda", que penetra hasta en lo íntimo de la realidad. Lo contrario de agudo es obtuso, es burro.
En español "asno" se emplea para designar una persona ruda y de muy poco entendimiento y, en portugués, "burro" es ya la primera palabra para designar la poca inteligencia. Pobres burros. Aunque han logrado otras celebridades; si no, véanse páginas zoofílicas.
José Antonio Marina, filósofo español dice en su libro La Inteligencia Fracasada : “Puesto que hay una teoría científica de la inteligencia, -dice- debería haber otra igualmente científica de la estupidez. Creo, incluso, que enseñarla como asignatura troncal en todos los niveles educativos produciría enorme beneficios sociales. El primero de ellos, vacunarnos contra la tontería, profilaxis de urgente necesidad”. El hombre no tropieza dos veces en la misma piedra sino doscientas. La historia de la estupidez humana llenaría libros y libros y nunca se terminaría porque la estulticia no tiene fin. Y aún más, la palabra “estupidez” no tiene prestancia científica de ninguna clase; designar a alguien como estúpido es una liviandad. Sin embargo cuánto tiene que ver la palabreja con los fracasos de la inteligencia...
martes, 25 de octubre de 2011
La Muerte de todos
En mi infancia, mis amigos y yo nos divertíamos mirando trabajar al enterrador. A veces nos dejaba un cráneo con el que jugábamos al fútbol. Era para nosotros un placer que ningún pensamiento fúnebre empañaba.
Durante muchos años viví en un ambiente de curas que habían impartido miles de extremaunciones; a pesar de ello, no conocí ninguno a quien la Muerte intrigara. Más tarde comprendí que el único cadáver del que se puede sacar algún provecho es el que se prepara en nosotros.
Ciorán
La infancia en breves días se nos va, sin mayores sentidos ni aspavientos; la adolescencia se evapora mientras nos instruimos y pre-paramos para con-vivir en el mundo; pues la juventud dura apenas pocos días, y estos en pugna con la sensualidad que entonces nos arrecia, y que muchas veces nos damos por vencidos por ella, lo que sería –al cabo- peor. Luego aparece la vejez, donde el hombre y la mujer comienzan a hacerse los preparatorios para la inexorable muerte. Entonces hasta el calor nos resfría; las fuerzas nos desamparan, los dientes se nos caen, como poco necesarios; la carne se enjuta y seca y las otras cosas se van pudriendo tales comos han de estar en la sepultura. Hasta que el fin llega –la muerte- revolando, con sus alas negras, a quitarnos las dulces miserias, y aún allí en la despedida nos afligen nuevos males y tormentos.
Allí se nos vienen dolores crueles, allí nos emboscan turbaciones; allí nos vienen suspiros con que mira la luminancia del cielo que se va ya alejando, y con ella los amigos y parientes y las otras cosas que amaba, percatándose del eterno alejamiento que de ellas ha de tener. Hasta que los ojos entran en tinieblas perdurables en que el alma los deja retraída a despedirse del seso y del corazón y las otras partes principales donde, en consigo secreto, solía tomar sus arcanos placeres. Entonces de-muestra bien el sentimiento que hace por despedida, estremeciendo el cuerpo y, a veces, poniéndolo en rigor con gestos espantables en la cara, donde se representan las crudas agonías en que por dentro anda entre el amor a la vida y el horror al infierno; hasta que la muerte con su guadaña cruel le deshace las entrañas. Así fenece el miserable hombrecito, conforme a la vida que antes pasó.
Entonces todo va al olvido, el tiempo implacable que lo borra todo. Y los grandes edificios que algunos toman por legado trascendente para perpetuar famélicas famas, también los abate y se convierten en tierra del suelo. No hay piedra que dure tanto, ni duro metal, que no dure más que el tiempo infinito, consumidor de todas las cosas humanas. ¿Qué se ha pasado con la torre fundida para subir al cielo? Los fuertes muros de Troya; el noble templo de Diana; el sepulcro de Mausoleo; tantos grandes edificios romanos de que apenas se conocen las señales donde estaban, ¿qué se han hecho? Todo esto se volatiliza, se convierte en humo; hasta que vuelven los hombres a enajenarse en el terapéutico olvido tal como antes de que naciesen, y la mismísima vanidad sigue después del que primero nazca…eternamente.
domingo, 23 de octubre de 2011
Homogeneidad de mala clase
"Genéticamente, cada ser humano es único y, en muchos aspectos, diferente de otro ser humano cualquiera. El campo de la variación individual respecto de la norma estadística es asombrosamente amplio. Y la norma estadística, recordémoslo, es útil únicamente en los cálculos actuariales, no en la vida real. En la vida real, no existe eso que se llama el hombre medio. Sólo existen hombres, mujeres y niños particulares, cada uno de ellos con sus idiosincrasias natas de mente y de cuerpo, y todos ellos dedicados (u obligados) a comprimir sus diversidades biológicas en la uniformidad de tal o cual molde cultural." Aldous Huxley
El hombre tiene una extraña tendencia a disolverse en la masa. La masa puede definirse como un hecho psicológico, sin necesidad de que emerjan las individualidades que en ella se aglomeran, la masa es lo que vale por su peso y no vale más sino por su peso, existen dos tipos de masificación una es transitoria que consiste en que los hombres pierden su facultad de pensar libremente y de tomar decisiones, la segunda masificación se denomina crónica, que se realiza cuando la gente pierde de manera casi habitual sus características personales, preocuparse ni de verdades, ni de valores.
El hombre-masa es el hombre que se ha perdido en la des-individualización del "se" una especie de "ello" universal e indiferenciado. Este hombre se ha estandarizado, ha renunciado a la vida autónoma, adhiriéndose gozosamente a lo que piensan, quieren, hacen u omiten los demás.
Lo grave es que al hombre masificado se le hace creer que por su vinculación con la multitud es alguien importante. Es un hombre que no tiene carácter y conciencia, es el parte de la manada que no analiza, no cuestiona, no discrimina, solo hace lo que los demás hacen o le piden que haga. Es un Hombre sin Libertad.
Este hombre sufre del “síndrome del enmascaramiento”; falsifica su vida ante los demás usando diversas máscaras para ocultar su verdadero Yo. Esta uniformidad de las conciencias es un tejado en el que siempre tratamos de guarecernos. Mientras más indiferenciados aparecemos, mientras mas iguales somos entre si “más seguros nos sentimos”.
Jorge Luís Borges escribe en 1960 la breve reflexión "Borges y yo", donde hace referencia a la dualidad de la naturaleza humana. Allí postula las dos personalidades del individuo: la que exhibe ante la sociedad y la que subyace en las profundidades de su Ser. En su alegórica cavilación insinúa que muchas veces el hombre, con "atributos de un actor", trata de velar su rostro en un afán por ocultar frustraciones, inquietudes y temores que anidan en su interior. La alusión a la otra cara, a la máscara es recurrente en la antropología, en la psicología, en la sociología.
Esta tendencia a cubrirnos el rostro es tan vieja como la misma humanidad. Ya desde tiempos inmemoriales los primitivos pobladores del mundo pintaban sus rostros para llevar a cabo actividades lúdicas y rituales. En la cultura greco-latina hizo de la máscara el mayor recurso escénico para la representación de las tragedias y las comedias, a tal punto que la careta (personare, resonar a través de…)era casi el hombre.
Los blogs, Twitter y otros se han convertido en un nuevo escenario para el enmascaramiento. El hombre de las mil máscaras –Fantomas- es un empelotado exhibicionista al lado de algunos bloggers. Se tiende a una uniformidad de las personalidades, a una “homogeneidad de mala clase”, a una burocratización del ingenio, a una falsificación de la sinceridad, a una ocultación de lo que realmente hay.
¡Y que es lo que aparece? Aparece una escritura hipócrita y falsa. Una redacción digna de un escribidor de juzgado. Se oculta el meollo de las almas. La mayoría de los escritos de Blogs nos parecen –a Psiquis y a mí- inauténticos con el sello inconfundible GarcíaMarquiano del: “escribo para que me quieran mis amigos”. Se adoptan extrañas y exóticas posiciones; musarañas extravagantes para ocultarse y al mismo tiempo llamar la atención de los demás. Algunos blogs están atestados de íconos, banners de todos los tamaños, enlaces, chats, encuestas, contadores, colores, imágenes, sonidos, videos….etc. Los árboles no dejan ver el bosque. Nos recuerdan a esos automóviles llenos de calcomanías de la ciudad natal, club deportivo y Yo amo a…
Nos agrada que los demás nos consideren, nos tengan dentro de su radio de atenciones, nos ad-miren; pero cómo la mirada de los demás puede ser una experiencia inquietante y llenar de desasosiego cuando no nos consideramos anónimos objetos del paisaje, intercambiables con cualquier otro objeto que se expusiera a la mirada del observador, sin más detenimiento e interés que el del puro pasear indiferente la vista de un lado a otro que tanto da que seamos nosotros como cualquier otro objeto. Con esto de los Blogs nos des-individualizamos.
Pero, ¿Qué pensaría usted de nosotros si supiera –porque así lo escribimos- que la hemos utilizado en una fantasía masturbatoria? ¿Aceptaría quizás nuestras disculpas aduciendo que se trataba de una inocente fantasía que no un juicio real sobre la persona de carne y hueso?, ¿Y qué diría de nosotros esa persona que ha realizado una imprudente maniobra si escuchara nuestro pensamiento ”se merecería tener un accidente y matarse”. ? No se nos saldrían los colores si la persona que está cobrando un importante ingreso bancario delante de nosotros se volviera justo cuando estamos fantaseando con la idea de quitarle el dinero y salir corriendo y en vez de mirarnos con temor nos mirara ofendido y nos dijera “¿qué está usted pensando?”.
Entendemos que mostrar la cara es difícil, siempre lo ha sido y lo seguirá siendo. Nos seguiremos ocultando en las apariencias y mostrando al público esencias multicolores y variopintas.
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