miércoles, 9 de mayo de 2012

¿La relatividad de la verdad?

Se dice que la verdad es Verdad –desde Aristóteles- cuando hay concordancia del  conocimiento con la situación objetiva que enuncia. Planteado así el asunto se advierte que las dificultades no provienen de la verdad en sí, sino de la posibilidad o imposibilidad de comprobar la situación objetiva a que el conocimiento se refiere. La vedad no nos es segura, muchas veces se transforma en no-verdad, por la condición oculta y recóndita de ciertas situaciones objetivas que por múltiples motivos escapan a la comprobación. Para cualquier situación objetiva es irrefutable que puede haber conocimiento verdadero, aunque las más de las veces esta posibilidad no se realice; porque nada hace constar y constatar a la existencia de una enunciación que corresponda a la situación. La Verdad es una relación especial: la relación de conformidad entre un conocimiento y su objeto.
Sabemos que lo opuesto a la verdad es la falsedad. El conocimiento es estrictamente verdadero o falso; no hay grados de verdad o medias falsedades, no existen términos medios. Por lo tanto no hay verdades relativas.
No hay relatividad en la Verdad. Se suele decir descuidadamente que la “verdad es relativa”, por que lo que es verdad para Juan no lo es para Pedro, o porque la mayoría de determinada época ha juzgado verdadero lo que después se ha demostrado indudablemente que era falso. Así se confunden dos instancias distintas: la verdad y el tener algo por verdadero. Por muchas y diversas que sean las opiniones tenidas por verdad sobre algo, es innegable que hay una enunciación del asunto que concuerda  con el, entre las opiniones emitidas, o entre las que no se han emitido aún. Entonces la Verdad es Una y Absoluta, pero que puede o no recaer sobre lo que se tiene por verdadero. Por ello sale mas barato afirmar que la verdad es “relativa”, que todo depende del cristal con que se mira. Pero estas afirmaciones de la relatividad de la Verdad conllevan a curiosas y pintorescas anomalías.
Veamos. Todo relativismo de la verdad se fundamenta en el reconocimiento absoluto de la verdad, y por lo mismo se autodestruye. La fórmula mas juiciosa del relativismo es:”Todo es relativo, salvo este principio”, que resguarda y pone a salvo la relatividad. A los relativistas habría que preguntarles si la tesis de la relatividad que expresa es verdadera o no. Y aunque nos diga “ es relativamente verdadera” no escapa de la telaraña de la contradicción, porque el entiende decirnos que “es absolutamente verdadero que es absolutamente verdadera”. Al relativismo consecuente consigo mismo no le queda otra postura fundada que el silencio edificante. La relatividad de la verdad se toma muchas veces por este otro costado. Si fulano de tal no nos parece bueno del todo, si sostenemos y afirmamos sus atributos bondadosos con reservas mentales, diremos acaso que es bueno, pero que esto es verdad relativamente. En seguida se descubre en qué consiste la supuesta verdad relativa; es realmente una falsedad cuya distancia de la verdad es poco considerable…a veces mínima…a veces inesencial a los fines que se tienen a la vista. La discrepancia entre el conocimiento o la enunciación y la efectiva y auténtica situación no impide el manejo (manipulación) de la afirmación. Pero rigurosamente estas aseveraciones son plena y totalmente falsas; una mínima falta de concordancia basta para sustraer toda la verdad al conocimiento.
 Pero, curiosamente, una cantidad notable de nuestros conocimientos son de ese cariz, y no solo los utilizamos descuidadamente, sino que casi permiten una enunciación correcta y cierta: “Fulanito es casi bueno”; “calculo  aproximadamente ese grupo de manifestante en tantos alumnos”. Basta, solamente de introducir en la frase afirmativa la reserva mental que dejábamos fuera y que hacíamos recaer como la verdad total.

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