lunes, 4 de marzo de 2013

Allemande Silvius Leopold Weiss

PENSADORES

“Una cosa es necesaria para un diálogo con los pensadores: llegar a la claridad sobre la manera en que debe producirse nuestro encuentro con ellos. […] Si queremos salir al encuentro del pensamiento de un pensador, debemos engrandecer aun mas cuanto hay de grande en él; entonces, llegamos hasta lo no-pensado de su pensamiento. Si, en cambio, sí lo queremos ir contra lo pensado por un pensador, es forzoso que con este querer hayamos empequeñecido previamente lo que tiene de grande.”

¿Qué significa pensar? - La doctrina de la verdad según Platón - Heidegger

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El pensar no está de moda. Estamos viviendo tiempos en los que la “razón”, como principal instrumento de la argumentación ha caído en desuso. A casi nadie le interesa fundamentar su pensamiento “racionalmente”; con cierta coherencia mental, y por otro lado, tampoco nadie lo exige.
La razón ha sido siempre una luz –débil, pero luz-, lanzada sobre la oscuridad de las cosas, un afán de mediodía necesario para que el hombre sea verdaderamente hombre, para que se eleve sobre el animal. No se piense apresuradamente que son “racionales”, los que usan mas de la razón, los “racionalistas”; la verdadera relación del hombre con la razón no consiste primariamente en poseerla, sino en necesitarla y, por tanto, en esforzarse en su búsqueda, conquista y ejercicio.

La especie “racionalista” del conocimiento de las cosas es un conocimiento apriórico, por cuanto no necesita justificarse con hechos de experiencia. En la esfera de lo real, el racionalismo ofrece solo juicios de relación; ellos son independientes de la realidad. Y este ha sido el grave error del llamado “racionalismo”; el apartarse de la estricta realidad –la realidad radical-, la realidad vital y, querer construir un mundo que no acaba de ser racional.

La razón tiene que estar al servicio de la vida. No vivimos para pensar, sino pensamos para vivir, para acertar con las cosas.

Julián Marías ha aventurado una definición de la razón: “La aprehensión de la realidad en su conexión”. En esto consiste el pensamiento, no en tomar las cosas aisladamente y sin que tengan que ver una con otras, sino en buscar sus íntimas conexiones, sus nexos que las juntan en una realidad coherente. Las cosas se apoyan unas en otras, se iluminan recíprocamente, permitiendo así “comprenderlas”. De esta única manera puede brotar la luz que ilumina las cosas, las descubre, la devela y pone de manifiesto, a esto se le llama Verdad.

El irracionalismo caracteriza a nuestra época. El decir algo absolutamente irracional no llama la atención de nadie, es lo normal. Por ejemplo, aquí mismo, en la blogesfera; que participan incluso “intelectuales” (¿Qué es ser intelectual?); que se ventilan asuntos de relativa importancia, resulta excepcional el uso de la razón. Casi nadie se siente obligado a justificar lo que se dice, a “dar razón” de sus argumentos, o como dicen los españoles “a dar cuenta y razón”.
Hemos constatado que cuando se presentan opiniones, doctrinas o teorías, es excepcional que se encuentren “razones” que podrían sustentar y hacer evidente lo que se ha dicho. Pero claro, “tener la razón” es algo que hay que elaborar; “tiene que hacerse”. La razón no es algo regalado y que se posea ya; es el resultado de un esfuerzo intelectivo conciente, una operación incesante en qué consiste propiamente nuestra vida.