miércoles, 2 de mayo de 2012

radical soledad

 “Se dice que los humanos tienen un alma. Seamos todavía más radicales. En lo que tienen de esencial, los humanos son almas, porque viven en un elemento tan necesario a su vida como el agua o el aire: el elemento de la significación. Tal es el medio de la existencia pensante. Vivimos entre representaciones, relatos, imágenes, intensidades afectivas. ¿Es necesario concebir el alma como una sustancia pensante separada del cuerpo, distinta de lo extenso en general?
No, no se trata de patrocinar un subjetivismo a ultranza o un “todo es subjetivo relativo”, que nos colocaría ante una bifurcación del dilema, a saber, del lado del idealismo, re-afirmando que el contenido material del mundo es psíquico. No, el bípedo sin plumas socrático es un doblez de la vasta naturaleza, está estructurado por el mundo, por el megalocosmos. “Yo soy yo y mi circunstancia” dice Ortega. Yo y la estancia que me circunda. El mundo, a su vez nos forma y conforma, nos piensa, nos habla, nos da significación: “Los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entran en contacto se convierten de inmediato en una condición de su existencia. El mundo en el que la vita activa se consume, está formado de cosas producidas por las actividades humanas; pero las cosas que deben su existencia exclusivamente a los hombres condicionan de manera constante a sus productores humanos”. No existe de ese modo es dicotomía que parte, por un lado, un universo físico objetivo y, por el otro, el sujeto, el pensamiento puro; el mundo no es esta exterioridad, esta objetividad. El ámbito del pensamiento es y se genera, como un conjunto organizado de nuestras interacciones, cruces de emociones, conocimientos, signos y gesticulaciones que se anidan en nosotros y que son diferentes para cada uno y cada cual de nosotros. El mundo del otro es otro mundo, es del absolutamente otro. El mundo es indistintamente subjetivo-objetivo, objetivo-subjetivo. De allí la condenación a la intransferibilidad, a la unicidad. Somos radicales soledades.

lunes, 30 de abril de 2012

Villa-Lobos Prelude no. 1 in e minor

Anonimato

Yo solo estoy tranquilo, sin tareas que cumplir,
como chiquillo que no sonríe todavía;
siempre desamparado, como quien no tiene hogar.

La gente del mundo tiene de sobra, aun para guardar. Yo solo soy pobre.
Tengo la mente de un loco,
estoy confundido, oscurecido.
La gente vulgar es clara y brillante.
Yo solo soy como una sombra.
Ello son agudos, seguros de sí mismos.
Yo estoy decaído, me muevo como el océano,
voy a la deriva, sin rumbo.

La gente del mundo tiene un propósito que cumplir. Yo solo soy torpe, estoy fuera de ambiente.

Soy diferente de todos los demás.
Yo me nutro del seno de la madre.

Este fragmento del Tao Te King nos identifica. En ese camino estamos. Actuar sin la marca aparatosa e histriónica de la “personalidad”, ilustrar sin la solemnidad de maestro, ayudar recónditamente sin que se sepa quién ayuda, (lo que recuerda el fragmento bíblico que indica: "no sepa tu derecha lo que hace tu izquierda") es el sentido de esta enseñanza anónima. Se entiende y comprende por tanto que los nombres no son "verdaderos"; los nombres son apenas una breve vibración acústica en el eterno océano siempre cambiante del éter.