La amistad, como sabemos, tiene una función básicamente
integradora en la sociedad. Dentro del aprendizaje social de las relaciones con
los demás, la amistad ( que siempre es voluntaria y algo de interesada) permite
que se tome conciencia de la realidad del otro, se formen actitudes sociales y
se tenga experiencia de las relaciones interpersonales.
Cuando el afecto amoroso es honesto y sincero
se hizo hábito en alguien, se dice que se quiere con un amor de amigo. Al decir
que es un hábito también decimos que se construye, es una unión –simbiótica
generalmente- que se fragua con devenir del tiempo.
El amor de amistad se coloca decididamente fuera del ambiente familiar y se
aparta de la coloración sexual. Según Santo Tomás, el amor de amistad es un
amor perfecto. En este amor perfecto salgo totalmente fuera de mí y voy a mi amigo del alma; yo amo a mi amigo
por él mismo, con sus excelencias y debilidades. Es un éxtasis de la intimidad
(éxtasis no como algo sobrenatural, simplemente es estar fuera de sí), "la
unión afectiva íntima entre el amante y el amado, que es el amor, supone la
salida del amante de sí mismo y su persistencia afectiva en el amado, el
éxtasis." En ese éxtasis yo me encuentro a mí mismo en el otro, su
humanidad se transforma en mi refugio, en mi cobija y resguardo de las tantas
afrentas diarias. Es el acto más encumbrado del amor, es la aprobación que hace
mi intimidad de la intimidad del otro. Esta intimidad no es un espacio cerrado,
sin aperturas ventilatorias, sino una relación que une por dentro a las personas,
en el ámbito luminoso del amor amical. "La intimidad, interioridad
relacionada, se forma o fragua en el curso de la vida personal - el hombre
comienza a descubrir la intimidad en una etapa de su vida -, y podemos
contribuir a promoverla, a impulsarla con en el otro y en otro: es más, ella no
se profundiza ni se amplía sin el contacto, roce, fricción con el otro. Una
intimidad es fuerte en la misma medida en que tiene capacidad de compartir y de
relacionarse creativamente." Por eso esta interioridad, esta intimidad no
es distancia sino que se convierte en vínculo. No hay otro modo de apertura
personal total que la realizada en la intimidad de las conversaciones frente a
una cerveza.
Pero hoy día se practican amistados
descaradamente interesadas y, se aplica al fenómeno de la amistad como unión
simbiótica, se le considera una forma inmadura de plantear y practicas
amistades. Podría hablarse de unión simbiótica entre el feto y la madre
embarazada; la sumisión o masoquismo, donde la persona renuncia a su integridad
convirtiéndose en instrumento manipulador de alguien o algo ajeno a él; la
dominación o sadismo, forma activa frente a la pasiva que representa la
sumisión, quien escapa de su soledad creando en otro individuo la prolongación
de su ser. La mayoría de los “amigos” de hoy nadan como rémoras adheridos como
parásitos a la sombra del gigante tiburón. Usufructuando de las sobras que va
dejando de sus festines carbonarios y, a cambio, las pequeñas rémoras le
limpian la piel y el interior de la boca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario