Tenemos, Eros y yo, una marcada preferencia por la belleza clásica.
Entre la variada somatotipia femenina, nos inclinamos por el tipo atlético; curvas voluptuosas, senos maternales de pezones erectos y turgentes, caderas anchas y cintura breve. Tipo Mónica Bellucci, Adriana Lima o Sofía Loren. Esas Junos –las de los grandes ojos- de panteón griego nos arrebatan. Fuertes, de culos carnosos y hemisféricos. Además está comprobado que este tipo “tipo reloj de arena” es mejor amante.
La mujer muy delgada no es belleza que nos erotize, tipo anoréxico o andrógino; flaca de ojos hundidos, demasiado alta, estragada, casi raquítica, leptosomática; del tipo Etíope desnutrida de 40 kilos. Este tipo, que come solamente galletitas, frutas y agua; que vive mortificada por cada gramo de su cuerpo -conozco una que fluctúa entre la glotonería insaciable y ayunos franciscanos-, que viven ahorrando para liposuccionarse cuando lleguen a los 40, andan siempre somnolientas, cansadas y meditabundas.
Recordar, además, que no sólo el Poder es gordo; también la Dignidad , la Simpatía , la Cultura , la Virtud , la Belleza y la Salud son gordas o, al menos, voluminosas.
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