Hombre en su punto. No se nace hecho: vase de cada día perfeccionando en la persona, en el empleo, hasta llegar al punto del consumado ser, al complemento de prendas, de eminencias. Conocerse ha en lo realzado del gusto, purificado del ingenio, en lo maduro del juicio, en lo defecado de la voluntad.
Algunos nunca llegan a ser cabales, fáltales siempre un algo; tardan otros en hacerse. El varón consumado, sabio en dichos, cuerdo en hechos, es admitido y aun deseado del singular comercio de los discretos.
ORÁCULO MANUAL Y ARTE DE PRUDENCIA
Baltasar Gracián
La vida es una faena que se hace hacia adelante escribió Ortega y Gasset; y en ese ir nos vamos “haciendo” lentamente; vamos tesaurizando realidades, recogiendo vida por las esquinas del mundo. Ahora que la filosofía se ha hiperespacializado con una doxografía photochopiada, y anda como mujer barata por los callejones de la web; no hay excusa para eximirse y tomar partido de sus consejos. El ciberespacio se transformado en una megaplaza pública ateniense, devolviendo a la filosofía su carácter original de “arte de vivir” social. Se ha desplazado –de nuevo- desde su eje ancestral de un modelo metódico y categorial del saber hacia otro, modelo prudencial-práctico como el de la “phronesis” aristotélica…una suerte de psicología. O, por lo menos, a eso aspira. Los mas contentos son los seguidores de la filosofía práctica a lo Marinoff…la iluminación filosófica a un solo clic. La filosofía institucionalizada, doctorizada en universidades a dado paso al filosofema callejero y vago, en el marketing tipificado al mas puro estilo de recetas de cocina. Ahora la filosofía es un “cuidarse de sí” basado en una acrítica sarta de máximas y proverbios manoseados (Twitter está repleto de hileras e hileras de pildoritas pseudofilosóficas). Pero constatamos, a diario –casi con alegría-, que siempre “llega tarde”; estira la pata irónica, zarandea los remos alados y levanta el vuelo de anochecida, y más que un festivo preludio de una acción lúdica individual con el ojo puesto en alguna ventura particular y propia, aparece –como casi siempre- para alarmar e intranquilizar el pensamiento y volverlo intempestivo, permanentemente reflexivo y crítico, inasequible, al fin y al cabo, al canto pseudoespiritualista que busca corto de vista la tranquilidad del ser, como al beneplácito con las consuetas estructuras ahora digitales (culturales, sociales, políticas, económicas...etc.)
En rigor, no existe una filosofía crítica hoy día, desde este presente de silicio y códigos binarios; la vuelta de la “filosofía perenne” se ha alejado proporcionalmente y, lo que vemos hoy no es sino un reajuste aislado e individualista y neo-new age de la auténtica tradición metafísica.
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